Todo marcha. El estado general de las plantas, las cuales han sido regadas durante 10 minutos diarios gozando de temperaturas excepcionales, es óptimo, aunque el vendaval del Lunes quebró los tallos de 7 u 8 tomateras, las cuales, serán pertinentemente repuestas.
Para reflejar máximas de experiencia, es oportuno relatar que las tomateras, sobre todo las rastrojeras, presentan una ligera tendencia al amarillaceo, quizás, por exceso de riego, razón por la cual, hemos reducido esta semana el riego a 7 minutos. Algo similar, aunque en menor medida, sucede con los calabacines. El resto, turgente y verde permanece.
En lo que al huerto de invierno respecta, todos son satisfacciones. Las habas están saliendo, los cebollinos están enormes, los ajos siguen hacia arriba y las patatas han nacido, al igual que los guisantes (aunque estos último se confunden con las malas hierbas). Los rábanos ya no existen. Miren que habas más apetitosas.
Dado el aspecto, no pudimos resistir la tentación de recolectar unas habas y unos cebollinos, los cuales, pasados por una sarten con poco aceite, ajo y jamón cortado a taquitos, nos dejaron con una sabrosísima y espectacular cena.
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