El pasado fin de semana arreció sobre el municipio el temporal de agua y viento que dejó la pluviometría anual por encima de los 1.000 litros. Las nubes transcurrieron sin cesar, dejando bellas estampas entre frente y frente, regalándonos el fenómeno óptico y meteorológico que produce la aparición de un espectro de luz continuo en el cielo cuando los rayos del sol atraviesan pequeñas gotas de agua contenidas en la atmósfera terrestre, in vulgo, arco iris.
El tiempo otoñal decididamente ha venido para quedarse, invitando a pasear por los caminos de los castañares, donde los madroños han despertado con inusitada prontitud, tal y como pueden comprobar de las fotografías tomadas el día 9 de octubre.
La bajada de las temperaturas y la prontitud con la que anochece (11-12 grados de mínima), ha determinado que más de un lugareño haya decidido encender por primera vez su chimenea, comenzado a proyectarse el característico olor a leña quemada en el ambiente. Este cronista tampoco pudo evitar la tentación y emuló a sus sabios convecinos.
Como despedida, y casi por obligación, reportamos gráficamente sobre la que quizás, pudiera ser una de las úiltimas recolecciones del huerto.