Con enorme satisfacción y regocijo, pudimos comprobar, casi sin darnos cuentas, como perdidos entre el follaje de las matas de tomates, habían comenzado a crecer los primeros frutos, atisbándose en lontananza una monumental cosecha.
Ciertamente, todo el huerto es un vergel. No nos extenderemos demasiado, dejaremos buena prueba gráfica del estado de floración de berenjenas, calabacines, pepinos, las cebollas erguidas, los pimientos despuntado y las lechugas engordando.
Terminamos la crónica reportando sobre la clásica tormenta de verano que ayudó a refrescar y humidificar el huerto.