Aunque existen en nuestro pueblo innumerables y destacados establecimientos hosteleros, hay algunos que destacan sobre los demás, cual es el caso del Bar Taurino de José María, tanto por la calidez con la que nos recibe su decoración taurina, como por la simpatía, educación y señorío con el que nos honran la tercera y cuarta generación de taberneros que lo atiende.
Inaugurada por D. Francisco Pérez Márquez en 1905 (esta fecha es estimativa), esta noble taberna fue atendida por su fundador hasta que aproximadamente a mediados de la década de los años 20, se incorporó su hijo, D. José Pérez Núñez, el cual, siendo todavía un mozalbete (nació en 1910), ya ayudaba a su padre a despachar vinos.
Toda una vida dedicada al negocio, conllevó que el Bar pasara a ser conocido como "Bar José el de Paco", y al igual que sucediera con la primera generación, José pronto contó con la ayuda de su hijo, D. José María Pérez Nuñez, nacido en 1945, el cual ayudó a su padre desde los doce años hasta que falleció en 1965, momento en el cual, se hizo cargo en exclusiva de la taberna.
D. José María, actual titular de la actividad, desde muy pequeño se aficionó a los toros (relata al Cronista como recuerda con agrado la afición que le despertó la tradicional capea que tenía lugar cada año en el "peso" de D. Mariano Pérez de Guzmán y Burgos en la Encina Colorá), razón por la cual se volcó en aumentar la decoración y temática taurina que adorna cada centímetro cuadrado del Bar, conocido en la actualidad como "Bar Taurino de José María".
El Bar ha permanecido tal cual durante la mayor parte del siglo XX, hasta la obra de remodelación y mejora que sufrió en 1990, fecha en el que la taberna se desplazo temporalmente al "Hotel" mientras duraron los trabajos, para volver una vez concluidos a una más moderna y amplia instalación. La propiedad aprovecho la ocasión para colocar un bello mosaico de azulejos realizado en la Coca de la Piñera, Sevilla, inspirado en el torero Paco Camino, con la Plaza de Toros del Pueblo al fondo.
D. José María, además de aficionado, es una auténtica autoridad en materia taurina y ha participado en coloquios, foros, tertulias, siendo un invitado imprescindible en cualquier evento relacionado con el mundo del toro dados sus amplísimos conocimiento y su magnífica memoria para recordar datos. Cada vez que tiene lugar una feria importante o una retransmisión televisiva de corridas de toros, su Bar se convierte en un hervidero de aficionados dado que nos suele deleitar con asiduas retransmisiones en su el amplio salón que por la noche se convierte en disco-pub.
La decoración del Bar, por si misma, es un auténtico museo digno de ser visitado por esta sola y exclusiva causa, y así, abundan fotografías de antiguos maestros, carteles de todas las épocas y motivos variopintos que consiguen un ambiente único en el cual todo aquel que entre, se sentirá partícipe de tan digna tradición.
Amigo personal de afamados periodistas del mundo del toro (entre otros D. Filiberto Mira q.e.p.d), por el Bar de D. José María han transitado primerísimos espadas como El Vito, Paco Camino, Manolo Vázquez, Pepe Luis Vazquez hijo, Tomás y José Antonio Campuzano, Perera, Morante, Talavente, Manzanares hijo, y así, una larga lista de personalidades y maestros que durante los más de cien años de actividad, cuando han toreado en el pueblo, ha tenido que parar casi obligatoriamente a rendir tributo al Bar Taurino de la localidad.
Aunque D. José María es muy joven aún y goza de una inmejorable salud, la sucesión está más que garantizada en la figura de su hijo, José María Pérez de la Fuente, el cual, al igual que hizo su padre con su abuelo, trabaja en el Bar desde prácticamente su infancia y asimismo, es un gran conocedor de todo lo que envuelve el mundo del toro.
El ambiente descrito y la amistad y simpatía sincera que tanto padre como hijo brindan a todos los parroquianos que asiduamente transitan por su establecimiento, hacen de este Bar uno de los imprescindibles de Cabeza la Vaca.