El puente de la Inmaculada, cual avisaban las predicciones, fue pasado por agua, lloviendo sin cesar durante prácticamente los cuatro días, dejando la pluviometría anual por encima de los 1.200 litros, tal y como atestigua la afamada y muy nombrada tablilla del Bar Parada.
Los truenos retumbaban en la localidad y los rayos caídos en los aledaños de las casas de campo produjeron algunos efectos perniciosos en los sistemas eléctricos de más de una vivienda, en especial, en la de nuestro querido vecino J.R.C, cuyo inversor-cargador de onda senoidal modificada, quedó para el arrastre.
Como bien podrá colegir el lector, la situación invitaba al recogimiento, a la lectura, a la vida en familia y a la colocación de los tradicionales adornos navideños propios del adviento, dejándose para mejor ocasión los necesarios cuidados de huerta y poda.
Esperemos que el buen hacer de nuestro técnico Tobías solucione los efectos perniciosos de los rayos sobre el inversor -cargador referido, y así poder disfrutar de la Navidad en el pequeño paraíso de las dehesas de Cabeza la Vaca...
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