viernes, 7 de agosto de 2009

La importancia del castañar.

Nueve de cada diez castañas que crecen en Cabeza la Vaca terminan en la mesa de un canadiense. Así lo atestiguan los datos proporcionados por la Diputación de Badajoz.

Cabeza la Vaca se asienta en plena sierra de Tentudía, entre campos de encinas, olivos y castaños, y posee 300 hectáreas de castañares, que la convierten en la localidad de la región con mayor extensión de estos árboles.

La castaña es una parte importante de la economía local de Cabeza la Vaca y una de las tradiciones culinarias típicas. A pesar de ello, el 90% de la producción se exporta a otros países, fundamentalmente Canadá.

Almibaradas o convertidas en marrón glacé, dentro de unos años se podrán recolectar muchas más, cuando se ponga en marcha el plan de repoblación en tierras deforestadas, aunque no todo nuestro término municipal es apto para su cultivo, sino tan solo la zona montañosa, con una altitud superior a los 800 metros sobre el nivel del mar, en besanas poco soleadas.

El castaño es un árbol de gran longevidad, porte majestuoso, fuste derecho, con copa recogida y frondosa, cuando va encaminado a la producción de madera, y de tronco corto y copa amplia y frondosa cuando se aprovecha como frutal. La corteza es pardo-rojiza y lisa en los ejemplares jóvenes, volviéndose en los viejos pardo-grisácea, gruesa y profundamente asurcada.

El sistema radicular es medianamente profundo, pero muy extendido y robusto.
Las hojas, alternas y caducas, aunque permanecen en el árbol un cierto tiempo después de secas, son de forma elíptico-lanceolada y regularmente aserradas en sus bordes. La dimensión y coloración de las mismas es diferente según las distintas variedades, si bien es siempre muy acusado el cambio de tonalidad entre el haz y el envés.

Las flores masculinas se reúnen en espigas (amentos) amarillas, erectas y con agrupación discontinua de flores. Situadas en la base de un amento masculino aparecen las flores femeninas, agrupadas y protegidas por una envuelta exterior que, pasado el tiempo, se transforma en una capa coriácea cubierta exteriormente de espinas (erizos). Al abrirse los erizos dejan al descubierto de 1 a 5 frutos plano-convexos, que son las castañas

La época de floración es de mayo a julio, siendo característica la coloración amarillenta que toman los árboles en esta época debido a las flores masculinas. La fecundación es fundamentalmente anemófila, aunque es de destacar la colaboración de los múltiples insectos que con gran frecuencia y abundancia visitan las flores de este árbol. La madurez de los frutos, junto con la dehiscencia de las cúpulas, ocurre entre septiembre y noviembre.

Tiene preferencia por las situaciones abrigadas y frescas, dentro de climas templados y con bastante humedad. Hay que tener en cuenta que los lugares de mucha sombra, así como los excesivamente soleados, no son beneficiosos para las plantas jóvenes.

Requiere precipitaciones del orden de los 1.000 mm. anuales, siendo esencial el que no falten durante las épocas de máxima actividad vegetativa. Es exigente en humedad, más de suelo que de ambiente, por lo que justifica su preferencia por las situaciones abrigadas en donde es menor la evaporación del agua que precisa. No obstante, un exceso de agua estancada determina la muerte de la planta.
A pesar de ser resistente al frío, le dañan las heladas tardías de principio de primavera. Es exigente en temperaturas elevadas para el desarrollo y maduración de los frutos.

Los suelos graníticos o volcánicos, sueltos, profundos, bien drenados y ricos en potasio asimilable, son los que más le convienen. Aunque admite la cal en dosis limitadas, como lo prueba el hecho de que se encuentre en zonas de descomposición de rocas calcáreas, sin embargo, prefiere suelos silíceos y poco arcillosos, con pH entre 5 y 6.

Se puede considerar como buenas características del suelo para poder asentar un castañar orientado principalmente a fruto, las siguientes:

Materia orgánica 3-5 %
Potasio 200 ppm
Magnesio 200 ppm
Calcio 1.000 ppm
Fósforo 50 ppm

Es un hecho comprobado el que la producción de castañas y el tamaño de las mismas están correlacionados con la fertilidad del suelo.

Como norma general, y teniendo en cuenta la fertilidad del suelo, se puede recomendar la incorporación al mismo, por planta y año, de las cantidades siguientes:

•100 a 300 gramos de superfosfato de cal.
•40 a 60 gramos de sulfato potásico.
•75 a 150 gramos de sulfato amónico.

Los dos primeros se aplicarán durante el otoño. El sulfato amónico distribuido en dos veces, la mitad en septiembre y la otra mitad a finales de abril.
Se procurará hacer la adición en la zona que ocupa la copa, procurando el no dañar las raíces.
Es muy recomendable, siempre que sea posible, el dejar sobre el terreno las hojas caídas del árbol.

Cuando los castaños tienen en su base un diámetro de unos 7 centímetros, se procederá a su formación como árbol frutal. Para ello, se desmochan a una altura de 2,20 a 2,50 m. del suelo, con el fin de provocar la formación de las ramas secundarias. Pasado un año, se eligen, entre éstas, las cinco o seis más vigorosas, procediéndose a situar en ellas los injertos correspondientes. Una vez realizada esta operación, se suprimen los brotes no injertados y se limpia el tallo de todos los demás brotes adventicios. Al año siguiente, de las cinco a seis ramas injertadas se eligen las tres o cuatro en las cuales haya prendido mejor el injerto, procurando que tenga una distribución simétrica respecto al tronco. El resto se elimina.

En los años posteriores, los cuidados consistirán en la poda anual de las ramas chuponas y de los vástagos o ramones, dando a la copa una forma esférica.
Cuando la planta es adulta, basta hacer una limpia cada tres años, cortando las ramas chuponas secas, deformes y las demasiado próximas entre sí. Esta operación deberá hacerse entre los meses de junio y agosto.

A las ramas de fruto no es preciso darles ninguna poda. Solamente, cuando ya están agotadas, se les dará una poda de rejuvenecimiento durante el reposo vegetativo. Esta operación sólo será necesaria, normalmente, dos o tres veces durante la vida de la planta.
Como el árbol ha sido desmochado a una altura de 2,20 a 2,50 metros, tenemos esa altura de madera que, en su día, podrá ser aprovechada como troza.

1 comentario:

  1. Ya queda menos para que degustemos tan preciados frutos. Abajo la sardina VIVA la CASTAÑA.

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