
Debido al interés popular por la fiesta de toros en Cabeza la Vaca, desde la baja edad media se comienzan a celebrar corridas, utilizando como marco algunas calles de la misma localidad en los meses de mayo, junio y julio (fiestas del Corpus y San Benito), que era cuando se celebraban estos festejos.
Fueron cuatro los escenarios utilizados para estos acontecimientos, el primero de ellos fue la actual Plaza Vieja, antes conocida como baja, la más antigua de la localidad. Posteriormente esta plaza deja de responder a las necesidades del festejo y se decide aprovechar la existencia del corral del concejo y convertirlo en coso. Actualmente se conserva de este espacio la calle y fuente del Coso. En 1776 el escenario vuelve a cambiar y se decide entonces trasladar este festejo a la Plaza del Rollo o alta. El entramado constructivo quedaba en estos momentos arrimado a dos contrafuertes de la cabecera de la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles. Esta construcción era de carácter efímero, como el que en la actualidad se levanta en Segura de León y en algunas localidades de Portugal. En 1785 con la prohibición de correr toros en plazas y calles públicas se produce la desaparición de festejos populares en muchas poblaciones y ello conllevó la construcción alternativa de plazas de toros, que por una parte diesen seguridad a los espectadores y lidiadores y que por otra mantuviesen la afición secular a los festejos taurinos. Por ello a finales del siglo XVIII y principios del XIX se decide finalmente la construcción de la plaza actual de toros de Cabeza la Vaca.
Este monumento está enclavado en el interior del caserío y rodeada por edificaciones de arquitectura popular. Se trata de una construcción realizada en ladrillo, mampostería y piedra que fue financiada con las aportaciones y el trabajo de los vecinos. Encontramos aún en el graderío macizo los originales asientos de pizarra que configuran un espacio de gran belleza y aspecto rústico. El ruedo carecía de callejón hasta 2001.
La plaza ocupa una superficie de 2.300 metros cuadrados, de los que 1.200 corresponden al ruedo y el resto al tendido y las diferentes dependencias. Su aforo es de 2.000 localidades aproximadamente.
Este monumento está declarado de interés histórico artístico y por su coso han pasado grandes figuras del toreo, Espartaco, Litri, Jesulín de Ubrique o Paco Camino y del rejoneo como los hermanos Peralta.